El cardenal Joseph Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio, comentó la noticia afirmando que “rezar es una forma de entrar en el corazón del Año Amoris Laetitia y en la preparación del evento que tendrá lugar en Roma. Muchas familias y comunidades -prosiguió- han esperado mucho tiempo para poder llegar, al menos espiritualmente, a Roma. La oración les acompañará y les ayudará a acoger el mensaje del encuentro”.
“La oración estará en el corazón del camino de preparación, guiará los trabajos e inspirará las reflexiones para discernir, a la luz de la fe, los nuevos desafíos que la emergencia pandémica plantea a la comunidad eclesial en relación con las familias”, añadió el cardenal vicario Angelo De Donatis.
Por ello, “invito a todos a prepararse para este acontecimiento de gracia que la Iglesia de Roma tiene la alegría de organizar, dirigiendo esta oración al Señor en la intimidad de la propia familia, junto con la comunidad parroquial y diocesana”.
La oración, redactada con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias, nace de un profundo agradecimiento al Padre Celestial por el gran don de la Familia, lugar privilegiado de relaciones amorosas
“La oración estará en el corazón del camino de preparación, guiará los trabajos e inspirará las reflexiones para discernir, a la luz de la fe, los nuevos desafíos que la emergencia pandémica plantea a la comunidad eclesial en relación con las familias”, añadió el cardenal vicario Angelo De Donatis.
Por ello, “invito a todos a prepararse para este acontecimiento de gracia que la Iglesia de Roma tiene la alegría de organizar, dirigiendo esta oración al Señor en la intimidad de la propia familia, junto con la comunidad parroquial y diocesana”.
La oración, redactada con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias, nace de un profundo agradecimiento al Padre Celestial por el gran don de la Familia, lugar privilegiado de relaciones amorosas
El amor familiar: vocación y camino de santidad
Padre Santo,
estamos aquí ante Ti
para alabarte y agradecerte el gran don de la familia.
Te pedimos por las familias
consagradas en el sacramento del matrimonio, para que redescubran cada día la gracia recibida y, como pequeñas Iglesias domésticas,
sepan dar testimonio de tu Presencia
y del amor con el que Cristo ama a la Iglesia.
Te pedimos por las familias
que pasan por dificultades y sufrimientos,
por enfermedad, o aprietos que sólo Tú conoces: Sostenlas y hazlas conscientes
del camino de santificación al que las llamas,
para que puedan experimentar Tu infinita misericordia y encontrar nuevas formas de crecer en el amor.
Te pedimos por los niños y los jóvenes, para que puedan encontrarte
y responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos;
por los padres y los abuelos, para que sean conscientes de que son signo de la paternidad y maternidad de Dios
en el cuidado de los niños que, en la carne y en el espíritu,
Tú les encomiendas;
y por la experiencia de fraternidad que la familia puede dar al mundo.
Señor, haz que cada familia
pueda vivir su propia vocación a la santidad en la Iglesia como una llamada a ser protagonista de la evangelización, al servicio de la vida y de la paz,
en comunión con los sacerdotes y todo estado de vida.
Bendice el Encuentro Mundial de las Familias
Amén