Milagro que hará santos a padres de Santa Teresita


Por Alvaro de Juana


Louis Martin y Maria Zelie Guérin (Foto: Daniel Ibáñez - ACI Prensa / Niña Carmen Pérez (Foto: Familia Pérez)
ROMA, 16 Oct. 15 / 05:18 pm (ACI).- Carmen tiene siete años y una historia extraordinaria. Ella recibió el milagro gracias al cual Louis Martin y Zélie Guérin, padres de Santa Teresita de Lisieux, serán canonizados este domingo en la Plaza de San Pedro.

La pequeña nació en 2008 con tan sólo seis meses y se debatió entre la vida y la muerte durante varias semanas. Pero gracias a la oración de sus padres y las religiosas de un convento de carmelitas en Valencia pidiendo la intercesión de los beatos franceses, la niña se curó de una hemorragia cerebral, y otras dolencias. Sus padres, Carmen y Santos cuentan en exclusiva su historia para ACI Prensa.

“Nosotros somos una familia más, que hemos recibido el milagro con los brazos abiertos, como no podía ser de otra forma, pero Carmen y nosotros somos personas normales como cualquier otra”, aclara Santos sobre lo que les ocurrió hace ahora siete años.

“Nuestra hija nació con apenas seis meses, después de un embarazo muy complicado, y sus órganos estaban aún muy inmaduros. Pronto empezó a complicarse todo, hemorragia cerebral, doble septicemia, trombopenia…su estado fue empeorando hasta llegar a una situación de máxima preocupación”.

Tanto la madre como el padre vivieron entonces “una situación terrible”. “Para unos padres afrontar una situación tan dramática hace que se despierten sentimientos de impotencia, dolor, culpa, desesperación, a esto se sumaba que teníamos otro hijo de cinco años al que procurábamos que esta situación no afectara”, dice Santos.

Los médicos les pidieron que se preparasen para lo peor. Las primeras 24 horas fueron cruciales y “cada día que pasaba era fundamental”. “Carmen empeoraba más y más”, relata su padre.

Durante 35 días ni siquiera la pudieron tocar, para evitar –dado que estaba muy débil– infectarla. “Los médicos pensaban que ya no había nada que hacer por ella y tras ese tiempo nos permitieron hacerlo”.

Santos y Carmen aseguran que “durante todo el proceso jamás hemos perdido la fe, nos aferramos a ella desde el principio de su gestación y nos ayudó muchísimo”. “Para nosotros la fe es la base de nuestra familia, y como dicen: sin fe no hay esperanza”.

La fuerza de la oración

La pequeña Carmen nació el día de Santa Teresa de Jesús, hace justo siete años, y por ello “quisimos hacernos presentes en algún monasterio o iglesia relacionados con ella”. “Veíamos que la oración nos daba su respuesta: Carmen seguía viviendo –aunque continuaba muy enferma– y nos propusimos hacerlo con más intensidad, así que busqué en Google algún sitio donde rezar a Santa Teresa y justo salió el monasterio de San José y Santa Teresa en el municipio de Serra (Valencia)”. “Una tarde fui hasta allí, pero llegué casi de noche y no pude entrar porque estaba cerrado, así que por el telefonillo le conté a una de las hermanas carmelitas lo que le pasaba a Carmen y ella me respondió que rezarían”.

A Santos la religiosa también le informó de que podía ir allí los domingos a misa “y así lo hicimos”. “Íbamos allí a misa, rezábamos y volvíamos rápidamente porque teníamos que ver a nuestra hija ya que hasta el hospital había 40 kilómetros”. Después de cuatro o cinco domingos “nos reconocieron y se acercaron a nosotros”.

Fue aquí donde los padres de Santa Teresita de Lisieux –también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús– entraron de lleno en su vida. “Los padres de Santa Teresita fueron beatificados un 19 de octubre, cuatro días después de nacer Carmen”, dice Santos. “A las dos semanas más o menos llegaron al convento unas estampas con la vida del matrimonio. Tenían una oración y también una pequeña biografía. A las hermanas se les ocurrió dárnoslas ese domingo cuando ya estábamos en el coche, a punto de irnos. La priora nos dijo que quizás esos beatos, podrían ayudarnos también a nosotros”.

“Esa misma noche comenzamos a rezarles y sabemos que ellas junto con otras hermanas de otros conventos de la misma orden también se unieron a la oración”.

“A partir del día siguiente hubo una serie de cambios en el estado de Carmen”, relata emocionado Santos a ACI Prensa.

La curación de Carmen

Al día siguiente trasladaron de hospital a Carmen y “comenzó a recuperarse” de forma excepcional. “Por ejemplo comenzó a respirar por sí sola, sin necesidad de una máquina, las infecciones empezaron a remitir y al tercer día salió de la UCI, aunque la realidad era que hasta pasados algunos años no sabríamos si tendría secuelas por la hemorragia”.

El 2 de enero Carmen salió definitivamente del hospital, el mismo día que nació Santa Teresita del Niño Jesús. A los quince días las reliquias de los beatos Louis y Zélie fueron a Lérida (España). “Nos lo dijeron las carmelitas y nos animaron a ir. Allí encontramos al postulador de la Causa y le explicamos nuestro caso. Meses después, en noviembre de 2009, recibimos la llamada diciéndonos que habían revisado el caso y querían hablar con nosotros, con la niña, ver su estado, en definitiva, iniciar la investigación para la posible canonización”.

La confirmación del milagro

No fue hasta este mismo año, en marzo de 2015, cuando les confirmaron que el caso de Carmen era el milagro necesario para elevar a los altares al matrimonio francés. Recibieron la noticia el 18 de marzo, durante la popular fiesta de Fallas de Valencia. “Íbamos toda la familia por la calle de San Vicente de Valencia en plena Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados para entregarle nuestro ramo. De repente, sonó el teléfono móvil y nos dieron, después de seis años, la gran noticia”. “Fue muy especial y emotivo, no podía haber sido en otro momento, justo a los pies de la Virgen”, recuerda Santos con mucha emoción.

Desde que Carmen se curó “ha vivido todo el proceso con mucha normalidad, está familiarizada con el tema, pero no hay que olvidar que es pequeña y se lo contamos todo adaptándolo a su edad, para que lo entienda”.

“Para nosotros siempre fue un milagro, y más aún cuando se vio que respondía a todo y se recuperaba. Es distinto vivir algo así a que te lo cuenten. Cuando te pasa a ti mismo tu fe se reafirma”, aseguran.

El matrimonio también explica que “para nosotros la fe no tiene grados; antes de que sucediera todo esto ya éramos muy creyentes pero ahora somos más practicantes”.

Carmen y Santos, que vivirán la canonización junto a familiares y amigos, esperan la ceremonia “nerviosos y con respeto”, pero “también muy alegres” y conscientes de que es la primera vez que la Iglesia canonizará a un matrimonio en la misma ceremonia.