Propósitos familiares de Año Nuevo

Por Laura Aguilar Ramírez



Cada año, en la cena de Año Nuevo, nos damos un abrazo deseando paz a nuestros seres queridos y a todo aquél que conocemos.

Cada año, en la cena de Año Nuevo, esperamos las doce campanadas con que se despide el Año viejo y festejamos la llegada de otro año que esperamos sea distinto y lleno de bendiciones.

Cada año, en la cena de Año Nuevo, hacemos propósitos que esperamos realizar durante el año entrante.

Y cada fin de año, al revisar dichos propósitos, vemos que no hemos realizado ni la mitad.

Eso es muy propio del ser humano. La inconstancia.  Los buenos deseos y buenas intenciones llenan nuestros corazones, pero al intentar llevarlos a cabo, nos encontramos con dificultades que nos parecen insalvables y terminamos por desistir.

Si nos hemos propuesto bajar de peso, por ejemplo. Nos podemos fácilmente encontrar con el problema de que no contamos con los recursos necesarios para comer frutas, verduras, lácteos, carnes, leguminnosas, etc. como nos indican los doctores. Y terminamos comiendo lo que tenemos a la mano.

También es común que a pesar de nuestros buenos propósitos de bajar de peso, el estrés, la presión del trabajo, nos produzca ansiedad que sólo se calma comiendo.
Y si hemos bajado 10 kilos, pero subimos 2 en un momento dado, nos decepcionamos y dejamos la dieta balanceada.

Si nos hemos propuesto hacer ejercicio, nos sucede lo mismo: hace frío, no tengo caminadora, no tengo dinero para ir a un gim, no tengo tiempo, etc. etc.

Todos los propósitos que hacemos, tienen que ver con nosotros, con nuestro cuerpo, con nuestra salud, con nuestros deseos de prosperar, de viajar, etc.

Hoy, te propongo unos propósitos distintos. Unos propósitos que tienen que ver con tu familia.

¿Eres esposo o esposa?  ¿Porqué no hacer propósitos que tengan que ver con el trato a nuestro cónyuge?
Por ejemplo: dar los buenos días, saludarlo con cariño, despedirlo con un beso, bendecirlo a la salida de casa. Escucharlo con atención, sin distracciones como la televisión, el celular, los hijos o los amigos. Procurar tener un momento al día en que estén a sólas, para comentar los temas importantes. Crear momentos de diversión  y momentos de intimidad juntos. No reprocharse el uno al otro, perdonarse mutuamente, tener paciencia uno con el otro. Ayudarse mutuamente. Aceptar los consejos del otro, tomar las decisiones juntos.

¿Eres padre o madre?  ¿Porqué no hacer propósitos que tengan que ver con el trato a tus padres?
Por ejemplo: No conformarnos sólo con darles lo necesario para comer, estudiar, etc. sino acompañarlos en sus actividades, estar presentes en sus tareas, en sus juegos, acompañarlos en sus comidas. Recibir a sus amigos, conocerlos, ser amables con ellos. Conocer a sus maestros, estar al pendiente de sus actividades escolares, participar en las juntas y actividades que se tengan en la escuela a la que asisten. Asistir a los actos deportivos si es que practican algún deporte.
Evitar las discusiones entre esposos. Respetarlos, no ofenderlos con malas palabras y mucho menos, lastimarlos con malos tratos.

¿Eres hijo o hija? ¿Porqué no hacer propósitos que tengan que ver con el trato a tus padres?
Por ejemplo: dar los buenos días y buenas noches a tus padres. No sentarte con el celular en las comidas. Respetar los horarios de la casa para comer, para dormir. No responder de mala manera a tus padres. Ser amable con tus hermanos. No pelear con tus hermanos. Recuerda que a quien más aman es a sus hijos y lo que más les duele es el desamor entre ellos.

¿Eres suegra? ¡Porqué no hacer propósitos que tengan que ver con el trato a tus nueras y yernos?
Por ejemplo: estar al pendiente de sus cumpleaños. De vez en cuando, sorprenderlos con un regalo inesperado. Invitarlos a tomar un café sólo por el gusto de disfrutar de su compañia. Respetar a sus padres y hermanos, preguntar por ellos, recibir a su familia en casa de vez en vez. Ser amable con tus consuegros y demás familiares de tu nuera o yerno.

¿Eres nuera? ¿Porqué no hacer propósitos que tengan que ver con el trato a tus suegros?
Por ejemplo: recordar su fecha de aniversario, sus cumples. Llamarles por teléfono aunque no se tenga un motivo en especial, solicitar su consejo en la realización de alguna actividad. Respetar a los hermanos de tu esposo, tratar a tus cuñadas, concuñas y a sus hijos, con amabilidad,
Respetar a los familiares de tu esposo, recordando que son hermanos o padres  de tus suegros.

Recordemos que nuestras familias están formadas por los padres e hijos. Y que al crecer y formar cada hijo su propia familia, sus cónyuges e hijos pasan a ser parte de ésa familia, acrecentándola y enriqueciéndola con sus aportes culturales, sentimentales, afectivos.

Y finalmente, pero no por ser el último, deja de ser importante.

¿Eres fiel a la naturaleza con que Dios te dotó?
¿A qué me refiero con ésto? A que Dios creó todo, incluyendo al ser humano con y por amor. Al hombre lo hizo a su imágen y semejanza. Lo creó del barro, con sus manos y sopló en é, el hálito de vida. Esto es maravilloso, porque el mismo Dios nos dotó de una parte de sí mismo al hacer ésto.Es por ello, que somos templo del Espíritu santo, por el soplo de vida que El puso en cada uno de nosotros.

Por lo tanto, al amar a Dios nos amamos a nosotros mismos. Al amarnos a nosotros mismos, estamos amando a ése Dios que está dentro de cada ser humano en una ínfima parte.
Por ejemplo: Cuidar tu cuerpo, hacer ejercicio, procurar comer sanamente, darte a tí mismo los buenos días, mirarte al espejo con amor, soportando las cosas que no te gustan de tí mismo y que no puedes cambiar como es el color de tus ojos, de tu cabello, tu estatura, etc.

Estos propósitos nos harán ser parte de mejores y más sólidas familias, pero sobre todo, nos servirán para ser mejores y más felices personas



 San Juan, 13
 "Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros.
Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado"
(Mt 22,36-40)

-Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.
Éste es el mayor y el primer mandamiento.
El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas»



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