Relación del Circulo en español “B”-Día 17
Moderator: Card. Francisco ROBLES ORTEGA
Relator: S.E. Mons. Baltazar Enrique PORRAS CARDOZO
1. La sesión vespertina del martes 13 de octubre se dedicó en nuestro círculo a un intercambio general de opiniones sobre la tercera parte. El moderador sugirió que cada uno señalara lo que parecía más importante para que no dejaramos de considerarlo cuando llegara el momento de presentar los modos. Hubo unanimidad en plantear la necesidad de asumir los asuntos más delicados desde una mirada pastoral, de acompañamiento, de auténtico espíritu de misericordia. En los días posteriores, los modos propuestos recogen los gozos y las esperanzas que traemos de cada una de nuestras comunidades.
2. Se estuvo de acuerdo en que no se trata de modificar o dulcificar la doctrina, sino de ver su desarrollo orgánico para compaginar verdad-acompañamiento, doctrina-pastoral, sin dicotomías. Se tomó la decisión de afirmar claramente que nuestro servicio sinodal es hacer Propuestas, no proposiciones, ni un documento definitivo, que sirva al Santo Padre para el mejor ejercicio del ministerio petrino.
3. Se tocaron los temas más complejos con gran respeto, con la participación de todos, en diálogo fraterno, en serenidad y libertad. Se trabajó intensamente en un clima edificante en el que nos hemos sentido enriquecidos por los aportes de cada uno de los presentes, obispos, sacerdotes, religiosa y laicos.
4. Constatamos la necesidad de prepararnos y asesorarnos mejor, con la ayuda de expertos y a la escucha atenta a las personas y a la cultura de nuestro tiempo, en muchos de los nuevos temas que requieren ser profundizados para poder tener una palabra significativa a la hora de asumirlos pastoralmente. Por ejemplo, temas como la sexualidad, la bioética y biogenética, los nuevos escenarios culturales de la familia, las migraciones, la pobreza, los divorciados, etc… Se agradece al Santo Padre los recientes motu proprio para agilizar los procesos de nulidad de algunos matrimonios, expresión de la acción samaritana y sanadora, portadora de esperanza a un mundo herido por ideologías y poderes, asumiendo nuestras propias deficiencias y recibiendo de los bienes y males de las familias del mundo un llamado a tener “rostro de misericordia”, cum Petro y sub Petro.
5. El texto de esta tercera parte es abundante, pero en ocasiones confuso y repetitivo, aunque entendemos que se ha querido recoger los muchos aportes en el largo recorrido de estos dos últimos sínodos. Creemos que los redactores del texto definitivo deben tener en cuenta la conveniencia de reordenar los temas con una lógica interna y en estrecha vinculación con el ver y juzgar de las dos primeras partes.
6. El tema de los divorciados vueltos a casar lo examinamos bajo una perspectiva amplia, pues la posibilidad sacramental de la reconciliación y/o la eucaristía, con ser importante, no es la única. Hay un camino a recorrer que debe ser profundizado con paciencia y creatividad. El rsultado y el éxito de este sínodo no se juega en la comunión a los divorciados.
7. A los dos primeros capítulos se hicieron pequeñas observaciones. Se hizo hincapié en lo relativo a la conversión misionera, a la necesidad de un lenguaje renovado y a un dominio mayor del significado de la mediación cultural.
8. En lo relativo a la familia y formación, se tomaron en cuenta las experiencias existentes; también la urgencia de hacer de la pastoral familiar un eje transversal de toda la pastoral. Se es consciente en la necesaria preparación de los agentes de pastoral en este campo, y de las deficiencias que como institución debemos corregir. La preparación al matrimonio, remota y próxima, es tarea evangelizadora de primer orden en íntima relación con las otras dimensiones de la pastoral.
9. El capítulo 3, familia y acompañamiento eclesial, nos llevó a compartir con abundancia de enfoques, uno de los temas principales de este sínodo. Qué reflexiones, Desde las luces y sombras, reflexionamos para ofrecer al Santo Padre algunas pistas para una mejor atención pastoral a las familias, en el acompañamiento transido por el gran río de la misericordia. Como el padre de la parábola del hijo pródigo debemos estar atentos, oteando el horizonte para ofrecer esperanza, alegría y compromiso con Jesús y la Iglesia, más allá del reclamo del hijo mayor que se sintió herido y molesto porque su padre se ocupó festivamente del hijo perdido. En Jesús crucificado y abandonado confluyen todos los dolores de la humanidad. En la comunión con Él nos sentimos todos acogidos.
10. Distinguimos claramente entre los caminos de integración a la comunidad cristiana de los que están en situaciones estables, ya que tenemos la obligación de ofrecerles vías de crecimiento espiritual y de participación activa en algunas de las actividades de la comunidad eclesial, y las posibilidades de participación sacramental, a sabiendas de que es un nuevo derrotero, que requiere fidelidad, atención, prudencia, pero a la vez creatividad y coraje.
11. No se ve claro llamar “camino penitencial” al itinerario de los divorciados y vueltos a casar; convendría, quizás hablar de itinerarios de reconciliacion, pues hay realidades irreversibles que no pueden ser sometidas a un camino penitencial sin posibilidad de superación.
12. El tema del acceso a los sacramentos, en concreto a la eucaristía, no puede ni debe ser el centro ni el punto focal de la atención a estas situaciones. Creemos que la mejor oferta que podemos hacer al Santo Padre es señalarle las dudas y aciertos que tenemos para que él pueda con la ayuda del espíritu, señalarle a la Iglesia y al mundo, la salvación de la que es portador, custodio y centro de la unidad de la fe.
13. El tema de la paternidad responsable y la responsabilidad generativa fue objeto de rico intercambio, y es, en los momentos actuales, de gran importancia para el respeto a la dignidad de la persona y de la vida.
14. La sinodalidad, tal como nos la describió el Santo Padre el sábado pasado, nos anima a ofrecerle con libertad y responsabilidad, la experiencia pastoral en la escucha, silencio y acompañamiento a nuestras comunidades, a la Iglesia universal y al mundo. Gracias Papa Francisco por su ejemplo, paciencia, cercanía y oración, por la invitación a actuar con libertad y responsabilidad, su testimonio nos reconforta y anima.