Fuente: Aciprensa
ROMA, 05 Oct. 15 / 05:52 am (ACI).- El Vicario Emérito para la diócesis de Roma, ex Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y cercano colaborador de los Papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Cardenal Camillo Ruini, afirmó que en sus más de 60 años como sacerdote nunca se ha sentido deshumanizado por vivir la abstinencia sexual a la que están obligados todos los presbíteros en la Iglesia.
Así lo indicó el emblemático Cardenal de 84 años de edad en una entrevista concedida al diario Il Corriere della Sera, al ser preguntado sobre lo dicho por el sacerdote Chryzstof Charamsa, quien cree que es momento que la Iglesia “entienda que la solución que les propone, la abstinencia total de la vida del amor, es inhumana”.
Sobre la afirmación de Charamsa, el sacerdote polaco que trabajaba en la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano que reveló ser un homosexual activo y tener un compañero, el Cardenal Ruini aseguró que “como sacerdote yo también tengo la obligación de la abstinencia y en más de 60 años nunca me he sentido deshumanizado ni privado de una vida de amor, que es algo mucho más grande que el ejercicio de la sexualidad”.
El emblemático Purpurado italiano dijo luego que tras la revelación de Charamsa, lo que él ha experimentado es “una impresión de pena, también de sorpresa, sobre todo por el momento que ha elegido”, la víspera del inicio del Sínodo de los Obispos para la Familia.
En su opinión, el caso del sacerdote polaco gay “seguramente no les gustará a los (padres) sinodales, pero no tendrá ninguna influencia sustancial”.
Tras recordar que el Papa Francisco “se ha expresado en diversas ocasiones claramente y en oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo”, el Cardenal dijo que si existe un lobby gay en el Vaticano “es algo sobre lo que es necesario hacer limpieza”.
“Personalmente comparto el comentario del Cardenal Parolin, después del referéndum en Irlanda: ‘el matrimonio homosexual es una derrota para la humanidad’ porque ignora la diferencia y la complementariedad entre hombre y mujer, fundamental desde el punto de vista no solo físico sino también psicológico y antropológico”.
El Cardenal Ruini dijo también que las uniones homosexuales son “una verdadera ruptura que contrasta con la experiencia y la realidad. La homosexualidad siempre ha estado allí, pero nadie pensó nunca en hacer con eso un matrimonio”.
¿Divorcio católico?
Cuestionado sobre la posibilidad de que las recientes reformas del Papa para acelerar las causas de nulidad matrimonial puedan llevar a una especie de “divorcio católico”, el Cardenal explicó que “el riesgo puede existir solo si las nuevas disposiciones no se aplican con seriedad. Es necesario mejorar primero que nada la preparación de los jueces”.
“Introducir subrepticiamente una especie de divorcio católico sería una gran hipocresía, muy dañina para la Iglesia y para su credibilidad. La decisión del Papa Francisco, que muchos de nosotros –yo incluido– auspiciábamos, no tiene nada que ver con una hipocresía de ese tipo”.
Sobre el acceso a la comunión de los divorciados en nueva unión, el Purpurado italiano dijo que no es posible: “Los divorciados vueltos a casar no pueden ser readmitidos a la comunión no por su culpa personal particularmente grave, sino por el estado en el que objetivamente se encuentran”.
“El matrimonio anterior sigue existiendo porque el matrimonio como sacramento es indisoluble –como ha dicho el Papa Francisco en el vuelo de retorno de Estados Unidos–, y por lo tanto tener relaciones sexuales con otra persona sería objetivamente adulterio”, explicó.
Continuidad en el Magisterio pontificio
El Cardenal Camillo Ruini dijo luego que “no tengo ninguna dificultad en reconocer que entre el Papa Francisco y sus predecesores más cercanos hay diferencias, algunas grandes. Yo he colaborado por veinte años con Juan Pablo II, luego brevemente con Benedicto. Es natural que comparta su sensibilidad, pero quisiera agrega algunas cosas. Los elementos de continuidad son mucho más importantes que las diferencias”.
“Desde que era un estudiante en el colegio aprendí a ver en el Papa primero la misión del Sucesor de Pedro y solo después a la persona singular; y a adherirme con el corazón, además de las palabras y las acciones, al Papa por completo. Cuando Juan XXIII sucedió a Pío XII, los cambios no fueron menos grandes, pero ya entonces yo tenía esta actitud”, explicó.
“Es cierto que las diferencias no son solo de estilo pero no tocan la misión del principio y el fundamento visible de la unidad de la fe y de la comunión de toda la Iglesia. Sobre el hecho de que sea ‘de izquierda’ el mismo Papa Francisco ha comentado varias veces que lo suyo es simplemente fidelidad al Evangelio, no una opción ideológica”, concluyó.