La familia es el sueño de Dios para su creación-Mons. Gómez


Fuente: Aciprensa

Me dirijo a ustedes esta semana desde Roma, donde acabamos de empezar el segundo día del Sínodo de Obispos sobre la familia, que durará del 4 al 25 de octubre.

Este Sínodo es un momento importante en la vida de la Iglesia universal. El sínodo ofrece a los obispos del mundo la oportunidad de reunirse con el Papa para rezar y reflexionar acerca de la belleza de la familia en el plan de Dios para el mundo y en la misión que cada familia cristiana tiene en la difusión del Evangelio.

Durante la preparación para el sínodo, hubo mucha discusión en los medios de comunicación mundial sobre diversas controversias relacionadas con el divorcio y con el significado del matrimonio.

Pero el Papa Francisco está dejando muy claro que él no considera que el matrimonio y la familia sean “problemas” que deben ser resueltos.

En su discurso de apertura, el Papa dijo que en el Sínodo no importan nuestras “opiniones personales”, y que tampoco es una convención política “en la que se hacen tratos y concesiones”.

Más bien, dijo, el sínodo es convocado para que los obispos del mundo puedan escuchar juntos al Espíritu Santo y ser guiados por Él, y esto, “apoyándose en la fe en Dios y en la fidelidad al Magisterio, para el bien de la Iglesia y de la Salus animarum [la salvación de las almas]”.

El Papa está convencido de que poseemos una hermosa verdad en las Escrituras y en las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia: la verdad de que la familia es el camino que Dios ha establecido para la creación y el gran regalo de Dios para el mundo. Es “el sueño de Dios para su amada creación”, como él mismo lo dijo en su homilía de apertura del Sínodo.

Durante su reciente viaje apostólico a los Estados Unidos, nuestro Santo Padre enfatizó estos mismos puntos acerca de la belleza y la dignidad de la familia, que, según dijo, tienen sus raíces en las Escrituras.

En el Festival de Familias, en Filadelfia, el Santo Padre dijo: “Lo más hermoso que hizo Dios —según nos dice la Biblia— es la familia. Él creó al hombre y a la mujer. Y les dio todo. Les confió el mundo… Todo el amor que puso en esa creación maravillosa, se lo confió a una familia”.

Para el Papa, la familia tiene una misión esencial en el plan redentor de Dios para el mundo. Y de eso se trata este Sínodo: de comprender los desafíos que enfrentan las parejas casadas y las familias en nuestra sociedad, y de redescubrir la belleza de la misión de la familia a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia.

En nuestro primer día escuchamos también un largo y alentador discurso del cardenal Péter Erdö, arzobispo de Budapest, Hungría. Él es “Relator”, encargado de dirigir las deliberaciones del Sínodo.

En su discurso, el cardenal Erdö habló del matrimonio y de la familia como una “vocación”, un llamado personal de Dios y un componente de la “pedagogía divina de Dios”.

Dijo que los esposos y esposas y todos los miembros de la familia están llamados a ser discípulos misioneros y que deben ver a sus familias como una “Iglesia doméstica”.

El cardenal Erdö habló también de las enseñanzas del Evangelio sobre el matrimonio y describió estas enseñanzas como un “verdadero evangelio y una fuente de alegría” que ofrecen a los hombres y a las mujeres una manera de encontrar la verdadera felicidad y de hacer realidad sus propósitos en el mundo.

El Papa Francisco habló también de las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio en su homilía de apertura:

“Nos transporta nuevamente hasta el inicio, hasta el principio de la creación, para enseñarnos que Dios bendice el amor humano y que es Él quien une los corazones de dos personas que se aman, es Él quien los reúne en unidad e indisolubilidad. Esto nos muestra que la meta de la vida conyugal no es simplemente vivir juntos durante toda la vida, ¡sino amarse durante toda la vida! De este modo Jesús restablece el orden que existía desde el principio”.

Nuestras discusiones continúan, y me siento alentado por el tono positivo e inspirador de estos días de apertura.

Por eso, esta semana, les pido que por favor nos tengan presentes en sus oraciones a mí y a los obispos del sínodo. Sigamos orando unos por otros en este importante momento para la Iglesia universal.

Y pidamos la intercesión de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, para que guíen este Sínodo, para que el Sínodo pueda tener como fruto una nueva proclamación de la belleza y la alegría de la familia y de cómo la familia es el “camino” crucial para la Iglesia y el plan de Dios para la sociedad y para el mundo.