Fuente https://sinodo2015.wordpress.com
20 de octubre de 2015.- El papel de la mujer en la familia, la sociedad y la Iglesia, las diferencias culturales, la inquietud por la ética en la medicina, la situación de los familias cristianas perseguidas y también los testimonios de personas comprometidas con la catequesis familiar, dominaron las intervenciones de los auditores en el Aula del Sínodo durante las congregaciones generales del jueves 15 y el viernes, 16 de octubre, que se publican hoy.
Así, la responsable de la Organización de Mujeres Católicas en Nigeria, Agnes Offiong Erogunaye, recordó a los Padres Sinodales que las mujeres africanas son conocidas por ocuparse de sus familias, con o sin la contribución de sus cónyuges y especificó que ese papel es todavía mas fuerte frente a la insurgencia del grupo terrorista de Boko Haram porque las mujeres redoblan sus esfuerzos para que sus familias sobrevivan. ‘Partiendo de mi experiencia con las mujeres en este momento difícil puedo decir con orgullo que, aunque el hombre sea el cabeza de familia, la mujer es el corazón. Cuando el corazón deja de latir la familia muere, porque el fundamento es sacudido y la estabilidad se destruye. En Nigeria, las mujeres católicas no son sólo constructoras de hogares. Son una gran fuerza a tener en cuenta cuando se trata de espiritualidad y economía, del crecimiento de la Iglesia”, afirmó Eroguyane.
Por su parte, la estadounidense Sor Maureen Kelleher, citando el Instrumentum Laboris donde se escribe que la Iglesia debe infundir en las familias un sentido de pertenencia eclesial, un sentido del ”nosotros”, en el que ningún miembro se olvida y todos deben ser alentados a desarrollar sus capacidades para realizar su proyecto de vida al servicio del Reino de Dios, lanzó un llamamiento a la Iglesia, ” mi familia -dijo- a responder al desafío de inculcar en nuestra familia, la Iglesia, un sentido del ”nosotros”, para animar a cada persona – hombre o mujer que sea- a desarrollar sus habilidades para servir al Reino de Dios. Pido a nuestros líderes de la Iglesia que reconozcan cómo muchas mujeres que se sienten llamadas a ponerse al servicio del Reino de Dios no encuentran un lugar en nuestra Iglesia. A pesar de sus grandes dotes no pueden llevar sus talentos a las mesas de toma de decisiones y de planificación pastoral. Tienen que ir a otros lugares para estar al servicio de la construcción del Reino de Dios. En 1974, en el Sínodo sobre la Evangelización, una de nuestras hermanas, Sor Margarita María, fue una de las dos monjas designadas por la Unión de Superiores Generales. Hoy, 40 años después, somos tres”.
”La iglesia necesita escuchar a las mujeres…porque solo en la escucha mutua actúa el verdadero discernimiento -subrayó Lucia Scaraffia, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de Roma- Las mujeres son las grandes expertas de la familia: si salimos de las teorías abstractas, habría que dirigirse especialmente a ellas para saber que hacer, como sentar las bases de una nueva familia, abierta a la relación con todos sus miembros, y no fundada ya sobre la explotación de la capacidad de sacrificio de la mujer, sino que asegure a todos un alimento afectivo solidario. En cambio, tanto en el texto como en las contribuciones, de las mujeres, de nosotros, se habla muy poco. Como si las madres, hijas, abuelas, esposas, es decir, el corazón de la familia, no formasen parte de la Iglesia, de esa Iglesia que abarca el mundo, que piensa, que decide. Como si se pudiera continuar -incluso con respecto a la familia- fingiendo que no existen mujeres. Como si se pudiera continuar olvidando la nueva mirada, la nueva y revolucionaria relación que Jesús tenía con las mujeres”.
”Muy diferentes son las familias en el mundo, pero en todas son las mujeres las que juegan el papel más importante y decisivo para garantizar su solidez y su duración. Y cuando se habla de familias no se debería hablar siempre y solo de matrimonio; crece el número de familias con una madre sola y sus hijos. Son las mujeres, de hecho, las que se quedan con sus hijos, aunque estén enfermos, o discapacitados, o sean el resultado de una violencia. Estas mujeres, estas madres, casi nunca han seguido cursos de teología, a menudo ni siquiera están casadas, pero dan un maravilloso ejemplo de conducta cristiana. Si vosotros, Padres sinodales, no les prestáis atención , si no las escucháis , corréis el riesgo de hacer que se sientan aún más desgraciadas, porque su familia es muy diferente de la que habláis. Vosotros, habláis demasiado pronto de una familia abstracta, una familia perfecta que no existe, una familia que no tiene nada que ver con las familias reales que Jesús encuentra o con las que habla. Una familia tan perfecta que no parece necesitar ni su misericordia, ni su palabra: “No he venido para los sanos, sino para los enfermos, no para los justos sino para los pecadores.”
Suscita siempre atención la cuestión de los matrimonios mixtos, como expuso el reverendo Garas Boulos Garas Bishay, párroco de Santa María de la Paz en Sharm El Sheik (Egipto), que manifestó su preocupación por un fenómeno socio cultural muy difundido en las zonas turísticas como en la que él vive, es decir ”los matrimonios mixtos entre mujeres cristianas, procedentes de Rusia y Europa con hombres musulmanes. La sharia islámica -especificó- autoriza solamente a los hombres de religión musulmana que se casen con mujeres de otra religión y nunca viceversa. Ciertamente ese fenómeno, con el movimiento demográfico de masas y el número creciente de refugiados y migrantes que tienden a establecerse en Europa, no afecta solamente a los países de mayoría islámica o a las zonas turísticas, sino que inevitablemente afectará también a Occidente y por eso merece ser estudiado y afrontado seriamente. Se trata de familias de moral mixta y de doble pertenencia cultural y religiosa…No hay que olvidar que el derecho islámico autoriza la poligamia y el Corán obliga a los padres a la educación islámica de los hijos…Hay una antropología cultural y religiosa profundamente diversa que puede suscitar graves crisis en la pareja, hasta llevarla a fracturas irreparables y a consecuencias que recaen gravemente en los hijos”.
De diversidades culturales habló también Maria Harries que se ocupa de los Servicios Sociales Católicos en Australia, poniendo como ejemplo la condición de los aborígenes, el grupo más marginado, compuesto por muchos grupos lingüísticos diferentes, portadores a su vez, de diferentes tradiciones familiares. ”Para la mayoría de ellos es ajena la idea de familia presentada por la enseñanza de la Iglesia. Para algunos, el sistema matrilineal significa que tienen muchas madres. El niño se cría en un grupo de parentesco, no con una madre y un padre. Las mujeres desempeñan un papel dinámico en su mundo parental y esperan que sean visibles. En palabras de uno de los líderes aborígenes: “Al no tener visibles a las mujeres en el altar y en la vida de nuestra Iglesia, estamos ocultando de la vista a nuestras madres, hermanas e hijas”. Al recibir el Evangelio piden que nuestra Iglesia no los colonice como hicieron los antepasados de nuestra nación. El desafío para nuestra Iglesia es incorporar formal e institucionalmente el diálogo intercultural y adoptar sistemas con los australianos indígenas que honren y no violen su cultura”.
Harries, que ha trabajado durante cuarenta años con personas que han sufrido abusos sexuales en las familias, de los cuales veinte también con las víctimas de abusos por parte del clero, recalcó que ”todo abuso sexual está relacionado con el abuso de poder. … La evidencia horrible de abuso de niños en familias e instituciones y nuestra incapacidad para responder adecuadamente ha ocasionado a la Iglesia en Australia y por supuesto en otros lugares un dolor muy profundo….En palabras de Francisco, mientras todos rezamos para ”recibir la gracia de la vergüenza” , necesitamos formas locales y colectivas de dar una respuesta a estas víctimas y a sus familias y cada uno, en nuestra agonía personal, debemos escuchamos unos a otros muy profundamente. Partiendo de nuestros fracasos y del dolor que los acompaña, tenemos la oportunidad de aprender colectiva y quizás incluso doctrinalmente, y de volver a tomar contacto y acompañar a las miles de familias que hemos perdido”.
Brenda Kim Nayoug se refirió a lo que en Corea del Sur llaman Generación Sampo, o sea, la que se salta el noviazgo, el matrimonio y los hijos. ”Muchos jóvenes de la nueva generación -explicó- han renunciado a estas tres cosas por presiones sociales y problemas económicos. Debido al paro muchos se ven obligados a aplazar su matrimonio y olvidan que el matrimonio es una llamada de Dios”. ”Queridos Padres -exclamó- la vida de casados es un largo camino. Puede haber múltiples posibilidades de perderse o de herirse en ese viaje de vida, por eso la Iglesia debería abrirse y acompañar a las personas verdaderamente en las varias etapas de su vida matrimonial, enseñándolas a no renunciar sino a encontrar la belleza de la familia cristiana”.
Otro tema recurrente en las intervenciones fue el de la sexualidad conyugal y la ética en la medicina. El pediatra peruano Edgar Humberto Tejada Zeballos dijo al respecto: ”Hay parejas que creen que el tener un hijo es un derecho, sin tener presente que los hijos son un don de Dios, y acuden así a medidas que además de ser un atentado contra la moral, cuestan la vida de inocentes, tales como la fecundación in vitro, en cuyos procedimientos muchos embriones son eliminados, son quemados, son congelados o se comercializan. Acuden también a los vientres de alquiler y a otras medidas eh? denegadas de moral, trayendo como consecuencia un gran número de embriones sacrificados sin misericordia o usados en experimentos, o congelados. Santo Padre, creo que en el documento de trabajo, en los numerales 140 y 141 se podrían mencionar claramente estas amenazas a la vida y a la familia, y asi poder tal vez hacer llegar estos conocimientos a muchos cristianos que quizás por ignorancia cometen estas inmoralidades”.
Entre los auditores se encontraba también el matrimonio romano formado por Patrizia y Massimo Paloni del Camino Neocatecumenal, con doce hijos, en misión en Holanda para anunciar el Evangelio en las que definieron ”periferias existenciales de Europa”. Ambos expresaron su gratitud al beato Pablo VI por la encíclica Humanae Vitae que les hizo entender que ”la paternidad responsable no es decidir el número de hijos, sino más bien ser conscientes de la grandeza de colaborar con Dios en la creación de hijos para la eternidad”. ”Todos los días -afirmaron- vemos a nuestro alrededor tantos sufrimientos, separaciones, abortos, personas solas y sin esperanza. El mundo espera el testimonio de la familia cristiana y estamos convencidos de que la salvación de la humanidad pasa a través dela familia cristiana… Como hemos experimentado la comunidad cristiana salva a la familia y la familia salva a la Iglesia”.
Sor Berta María Porras Fallas, de Costa Rica, insistió al respecto en la necesidad de la formación para la ”realización vocacional” y propuso tres ejes prioritarios en la pastoral de los jóvenes. ”Primero, amar en discernimiento, con los temas formación para el discernimiento y discernir la misión. Segundo, amar en pareja, hombre y mujer, con los temas hombre y mujer los creó y el análisis de los desafíos actuales. Tercero, amar en donación sexual. Temas: sexualidad humana como un bien, el amor conyugal y atreverse a amar”.
Por último, la pareja Marqus Odeesho, en nombre de las familias cristianas en Iraq, contó como los cristianos de Nínive se vieron obligados de la noche a la mañana a dejar sus tierras, sus trabajos, sus recuerdos, sus escuelas y todo lo que había sido suyo. ”Fue una experiencia durísima -dijeron- Solo las palabras de Jesús: ”Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos” nos consolaban. Entonces empezamos a escuchar el testimonio de otras familias desplazadas que nos decían que a pesar de los sufrimientos y la aspereza del desplazamiento, la cercanía a la Iglesia les ayudaba y sentían que su fe se reforzaba y maduraba, así comenzamos a compartir actividades espirituales…Hoy los retos continúan, hay secuestros, bombardeos, saqueos y terror. Pero, a pesar de esta situación, hay todavía muchas familias comprometidas con su tierra y su Iglesia, que dan testimonio de su fe y piensan que esta persecución aportará frutos a la Iglesia de Cristo, como sucedió con la Iglesia primitiva cuando difundía la Buena Nueva”.
(VIS)