Alguien escribió bellamente: “Un joven sin ideales, es un cielo sin estrellas”.
No bien encuentres el sentido de tu vida, percibirás que creces como persona.
Eso es tener una estrella que orienta y estimula a jugarse por algo que merece la pena.
Entonces sabrás seleccionar amigos, diversiones, lecturas, programas con sabiduría.
Tomarás decisiones responsables y coherentes que te acercarán a la meta soñada.
¿Qué hace un joven alegre?
El canto está siempre en sus labios.
El canto que alegra y purifica como el agua, como la luz como el sol, y se traduce en risa franca y confiada.
Canta en el templo.
Canta en el hogar.
Canta cuando la pena ronda su alma.
Canta cuando trepa las cordilleras.
¡Las cumbres y el mar!
Ahí están sus preferencias: ellas reflejan su alma. Alta como los Andes. Ancha, serena, profunda como el Pacífico que baña las costas de su Patria.
(San Alberto Hurtado).
Leonardo da Vinci escribió:
“El que tiene los ojos fijos en un estrella no se vuelve atrás”.
Ésa es precisamente la fuerza irresistible que tiene una vocación o ideal que ha movilizado el corazón de un joven.
Otro escritor sugiere: “Si quieres mantener tu surco derecho, ata tu arado a una estrella”. ´Surco derecho´ hace pensar en una vida recta, honesta, sin extravíos…
* Enviado por el P. Natalio