VATICANO, 19 Oct. 15 / 11:31 am (ACI).- Tres obispos participantes del Sínodo de los Obispos sobre la Familia coincidieron hoy en señalar que el trabajo en los llamados círculos menores por idiomas también sirve para demostrar que la doctrina de la Iglesia seguirá intacta respecto al acceso a la comunión para los divorciados vueltos a casar y la homosexualidad.
En conferencia de prensa realizada esta tarde en la Sala Stampa del Vaticano, el Arzobispo de Brisbane (Australia), Mons. Mark Coleridge, explicó que el trabajo en los grupos por idiomas muestra que “no existe apoyo para el cambio de la enseñanza de la Iglesia, lo que muestra que se mantendrá intacta”.
En respuesta a la pregunta sobre qué espera como resultado exitoso del Sínodo, el Arzobispo dijo que “lo primero es que no habrá un cambio en la enseñanza sustancial en la doctrina de la Iglesia”.
El Prelado explicó que en una reciente entrevista con un periodista “que muy creativamente intentaba sacarme una respuesta sobre la cantidad de personas que apoya” la propuesta de admitir a la comunión a los divorciados y vueltos a casar, dijo que el porcentaje estaba en un “65 (por ciento en contra)” y “35 (por ciento a favor)” aunque en realidad “no tengo idea si es así porque las intervenciones de todos son de tres minutos y es difícil recordar todo”.
“No recuerdo una sola intervención en donde el asunto se haya propuesto directamente y con claridad. Nadie ha dicho simplemente que ‘debemos aceptar a los divorciados vueltos a casar en la comunión’”.
En mi grupo, resaltó, “no hubo una sola voz a favor de la comunión” para los divorciados en nueva unión”.
El Arzobispo de Brisbane dijo además que “los números de los que apoyan esta postura (en el Sínodo) son muy modestos y se pueden haber debilitado mientras el Sínodo se desarrolla. Además lo que nos interesa más es cómo podemos ayudar a estas parejas”.
Por su parte y respondiendo a una pregunta de los periodistas presentes, el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Mons. Fouad Twal, dijo: “no creo para nada que ninguno de los tres temas que ha mencionado sean el centro del Sínodo (comunión para divorciados en nueva unión, homosexualidad y convivencia)”.
El Patriarca explicó que el Sínodo “se trata de los desafíos de las familias y debo decir que sentimos una cierta obligación y vemos nuestros límites al no poder remediar todos los problemas y las dificultades que tienen las familias. Sabemos que no podemos remediar todos los problemas pero en nuestra región hay otros problemas. En Medo Oriente no existen estos problemas, no existe el matrimonio civil. Esos tres problemas no existen sino que hay muchos otros”.
De otro lado el Obispo de Parma (Italia), Mons. Enrico Solmi, comentó que hasta este año ha presidido la Comisión de Jóvenes, Vida y Familia de la Conferencia Episcopal Italiana, y se refirió a tres aspectos que el Sínodo debe tener en cuenta.
“Espero que el Sínodo no sea cosmético, que sepa incidir en la vida de la Iglesia, recolocando a la familia en el puesto que tiene para ella la Iglesia. En segundo lugar, la familia debe asumir un rol ministerial, de servicio”.
En tercer lugar, continuó, “será importante una sinodalidad en la Iglesia donde caminen juntos pastores, personas consagradas y familias”.
Para Mons. Solmi, el Sínodo muestra lo importante que es “una escucha auténtica y un hablar con parresía, con franqueza. En este diálogo hay diversas maneras de pensar, complementarias, sobre estos grandes temas de la familia y el matrimonio”.
“En este recorrido todos trabajamos y estamos revestidos de una particular responsabilidad”, subrayó.
El Arzobispo de Brisbane también explicó en el caso de los divorciados en nueva unión “sí podemos hablar de pecado porque la segunda unión es adulterio. Sin embargo no todos los casos son iguales”.
“Si bien toda segunda unión es adúltera son distintos un segundo matrimonio que dura y educa a los hijos, comparado a una pareja que se va de fin de semana a un hotel. No es la misma situación. Por eso es importante la pastoral, es importante escuchar la historia de cada cual”.
Para hacer eso, dijo, “debo sentarme con estas personas que están en situaciones irregulares. Ese es un proceso de diálogo. Esa gente no viene a la Iglesia y la pregunta que se presenta es cómo nos acercamos a ellos”.
“No solo es cuestión de decir que son adúlteros, sino de acompañarlos en sus experiencias humanas”, destacó el Prelado australiano.
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Concluyeron los círculos menores. Los cardenales Sistach y Suárez Inda señalan que se han levantado temas además de los desafíos