Homilía del Arzobispo de Cuenca (Ecuador) durante el rezo de la Hora Tercia
Publicado el 14 octubre, 2015 por www.sinodo2015.wordprss.com
S.E. Mons. Luis Gerardo Cabrera Herrera, O.F.M.
Arzobispo de Cuenca (Ecuador)
Martes 14 de octubre de 2015
El amor fraterno y la gloria de Dios. (Cfr. 1Co 10, 17.24)
El amor fraterno
San Pablo nos invita a anteponer el amor al hermano a cualquier interés personal. La presencia del otro nos ayuda a salir de nosotros mismos y a buscar lo mejor, lo que más necesita para vivir con dignidad y libertad.
Curiosamente, cuanto más buscamos el bien de los demás, descubrimos mejor nuestras potencialidades y cualidades. La soledad desaparece y el sin sentido de la vida se esfuma.
La familia, en este contexto, se transforma en una escuela, donde aprendemos los valores fundamentales, como el respeto y la solidaridad, a partir del amor paterno, materno y fraterno.
Gloria de Dios
Pensar en los otros es un paso importante que damos, pues nos libera de nuestros estrechos intereses personales. Sin embargo, no es suficiente; pues podríamos quedarnos en un mundo de relaciones interpersonales sin mayor trascendencia. Por ello es necesario abrirse a la Gloria de Dios.
San Pablo nos exhorta a hacer todo para Gloria de Dios, desde las cosas cotidianas de la vida, como el comer y el beber, hasta las más grandes y nobles, como amar, pensar y obrar bien. En la gloria de Dios, todo adquiere valor y plenitud.
La gloria humana, por su parte, que proviene del dinero, del prestigio social, del poder político y hasta del religioso, es tan poca cosa frente a la Gloria de Dios, que resulta no solo ridícula sino hasta ofensiva.
La familia, como Iglesia doméstica, es el espacio propicio para experimentar la Gloria de Dios y no dejarnos seducir por las luces efímeras de la gloria humana que no hacen sino discriminar a los hermanos considerándolos de segunda o tercera categoría.
Que el amor fraterno y la Gloria de Dios nos acompañen en todo momento de nuestra vida.