Le toca el turno a los grupos de trabajo en el Sínodo extraordinario. Uno de sus moderadores, el Cardenal Filoni, habla de su experiencia en Iraq y de algunos de los temas que se discutieron en la Asamblea
“Cada vez que alguien en Oriente Medio es asesinado en un conflicto una familia pierde a uno de sus miembros. Sin hablar de las repercusiones en el ámbito familiar a causa de la falta de trabajo en general provocada por la guerra. Es por esto que me ha parecido esencial el hecho de que los padres sinodales hayan promulgado un Mensaje de apoyo a las familias que viven en esta tan maltratada zona del mundo”.
Estas eran las palabras del Cardenal Fernando Filoni en la reunión informativa de la Sala de prensa vaticana el miércoles por la mañana, al día siguiente de la publicación de la Relatio post disceptationem y del comienzo de las tareas efectuadas por los grupos de trabajo. “Yo mismo – prosiguió Su Eminencia, moderador de uno de los Grupos – he sido testigo en Iraq de estas situaciones, y una de las cosas que más me ha llegado al corazón es que las personas, gracias a los vínculos familiares bien cultivados, permanecen unidas entre ellas, sin dispersarse. La organización que prevé los lugares de acogida para los refugiados ha adoptado esta dinámica aun más hermosa y evidente: en cada campo, cada zona ha sido confiada a una familia o a un entramado de familias, ya sea a nivel psíquico – físico como a nivel espiritual. Su fe ha permanecido intacta, y os lo dice uno que ha visto rezar a muchos juntos, entre ellos, de la misma manera que lo hacían antes de la guerra”.
El Cardinal Filoni habló después del trabajo desarrollado en su Grupo “Italico A”, formado por una veintena de miembros, declarando que, en pocas horas, llegaron a discutir y a ahondar todo lo que es la parte introductoria y la primera parte de la Relatio post disceptationem. Después de haber abordado el tema del acompañamiento tan necesario de los esposos después del matrimonio, “sobretodo de las parejas que rápidamente después de haberse casado comienzan a mostrar signos de decadencia”, el Cardenal Filoni ha querido subrayar el compromiso que demuestran las familias misioneras, reconociendo que, “gracias a ellas, las misiones en el mundo, en estos últimos cincuenta años, han registrado un aumento general. En parte se debe a una disminución del número de los religiosos, por otra parte ha sido posible apreciar un incremento más que relevante de los laicos, capaces con sus familias, de forma especial si son numerosas, de suscitar la curiosidad de los demás, llegando a preparar los corazones para recibir el Evangelio”.