Un punto de inflexión en la imagen del pontificado de Francisco.
El resultado de la primera etapa Sínodo de la Familia, que culminó la semana pasada, cambió la significación del pontificado del papa Francisco para la mayoría de los lectores atentos de los signos de los tiempos.
Ya no se puede decir que el Papa es un ortodoxo, como lo hacían algunos medios católicos hasta ahora, cuando querían separarlo de las demandas de los medios del sistema.
Sino que todos debemos convenir que Francisco es una aperturista, que quiere aplicar el espíritu del Concilio Vaticano II.
A algunos esto le gustará y a otros no, pero esta es la realidad. Y para todos se trata de una reflexión que pretende ser equidistante entre conservadores y reformistas, para usar como material para discernir.
DOS PRUEBAS DEL APERTURISMO DE FRANCISCO
¿Qué pruebas tenemos de que Francisco en un aperturista?, se preguntarán algunos lectores desconfiados. Podemos hablar de dos pruebas concretas en lo inmediato.
Una es que la mayoría de sus colaboradores más estrechos, los nombrados por él, o sea de su cuño, defendieron las aperturas hacia los divorciados vueltos a casar y hacia los homosexuales en el Sínodo. Más abajo podrá leer declaraciones de dos de sus más estrechos colaboradores.
Y la otra es que en la homilía del día posterior a la culminación del Sínodo, cuando la beatificación de Pablo VI, Francisco dijo:
“¡Dios no tiene miedo de las novedades!”, afirmando asimismo que “el cristiano debe ver la realidad futura con los pies bien plantados sobre la tierra y responder con valor a los nuevos e innumerables desafíos”. “La iglesia no debería temerle a los cambios”.
RESIGNIFICACIÓN DE LAS EXPRESIONES ANTERIORES DE FRANCISCO
Esta comprobación hace a muchos resignificar expresiones anteriores de Francisco, cuyo significado e intenciones habían quedado confusos.
Una de las típicas es la famosa frase “quien soy yo para Juzgar”, que el Papa dijo en una rueda de prensa en el avión que lo traía de la JMJ de Río de Janeiro, el año pasado, refiriéndose a los homosexuales.
Para no sacarla de contexto, la frase completa que dijo fue:
“Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontré con ninguno que me dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby”
A la luz de estos nuevos acontecimientos muchos ven en esa frase un llamado a la apertura hacia los gay, que antes se ponía en duda.
¿Qué significa la apertura que Francisco quiere en la Iglesia?, ese es el gran tema, porque en el fondo, conservadores y liberales quieren cambios en la Iglesia, pero difieren en qué cambiar, en qué dirección y cual la profundidad del cambio.
Eso lo iremos viendo en el transcurso de este año en que se discutirá el documento del Sínodo en la bases, donde podremos hacernos la idea de lo que significan “cambios” para Francisco a la luz de lo que defiendan el grueso de sus colaboradores más cercanos.
EXPRESIONES DE DOS DE SUS COLABORADORES CERCANOS
Abundando en lo que expresan los estrechos colaboradores de Francisco extraemos dos reportajes recientes.
El arzobispo Vincenzo Paglia, “ministro” Vaticano de la Familia dijo a Vatican Insider:
“El cambio ha llegado y no hay marcha atrás”. En el Sínodo sobre la familia las oposiciones a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y a las uniones de hecho “no han modificado un camino que ya ha comenzado”, aseguró.
“Se respetó el mandato de Francisco: acoger y salir”, afirmó.
“El Sínodo fue convocado para escuchar la situación de las familias reales de hoy y para salir a su encuentro apasionadamente y no sombríamente. No fue y no debía ser una simple repetición de la doctrina. Francisco pide una Iglesia que se ponga en marcha para acoger a todos y para recibir a los necesitados. Jesús, en primer lugar, recordó Papa Francisco, puso el ejemplo”.
“Repito, el camino ya ha comenzado. Francisco está frente a todos nosotros y abre el sendero. Aunque algo no haya funcionado como hubiera debido, ejerció su misión de pastor universal”.
“No debemos perder tiempo defendiendo posturas o posiciones abstractas. Hemos sido llamados a la “salus animarum” más que a la “salus principiorum”. Debemos salir a las calles con el Evangelio y con esa “inmensa simpatía” por el hombre de la que hablaba el beato Pablo VI”.
Por su parte, el argentino rector de la UCA, Víctor Fernández, que participó en la redacción de la Relatio Synodi, aseguró – en un reportaje de La nación – que la quita de párrafos sobre homosexuales y divorciados ,
“de ninguna manera es una derrota para el Papa”, y que hay “otros asuntos que nos preocupaban más”.
“Ésta fue sólo una etapa en el camino, y la mayoría siente que se ha dado un gran paso, que se ha inaugurado un nuevo modo de encarar los temas, con libertad y claridad”, manifestó Fernández, teólogo muy cercano a Francisco.
“Lo que el Papa espera es una mayor apertura pastoral de ministros con olor a oveja, capaces de sufrir con la gente”, explicó.
Sobre la virtual marcha atrás que hubo a la apertura a los gays, dijo que
“quizá lo que faltó fue que los obispos se preguntaran, como hizo Francisco, “¿quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?”
Ante una pregunta sobre qué les diría a quienes critican al Papa porque con este sínodo se abrió una “caja de Pandora”, contestó, sin vueltas:
“Si no se abre la caja de Pandora, lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra, meter la cabeza en un hueco como las avestruces, alejarnos cada vez más de la sensibilidad de nuestra gente y quedarnos contentos porque un pequeño grupo nos felicita”.