Los niños y la TV

Tomado de una web amiga RE-CORTITOS Hace mucho tiempo aprendí que la televisión es sumamente dañina para los niños, y curiosamente, unos días atrás encontré el artículo que leí en aquel tiempo y que ahora les comparto.
LA TV Y LOS NIÑOS
A continuación presentamos el resultado de diversas investigaciones acerca de la influencia de la televisión en los niños. La televisión provee una rápida sucesión de imágenes y sonidos captados por la mente infantil. Es una cantidad mayor de estímulos de los que puede obtener de la lectura en libros ilustrados, del juego o de los sonidos. La atención del niño se debilita al cabo de unos veinte minutos frente al televisor, independientemente de si el programa es interesante o no. Algunos niños experimentan actividad cerebral anormal mientras miran televisión, y en algunos pocos casos se ha notado la aparición de contracciones epilépticas. La hiperactividad es un comportamiento sin finalidad, inquieto, frecuentemente destructivo y con energía inagotable. Aunque es producido por varias causas, hay indicaciones definidas de que algunos casos son inducidos por el acto de mirar televisión. El niño no puede interactuar con el televisor, por lo que manifiesta una actividad desordenada después de apagarlo, para disipar la energía acumulada y las tensiones creadas por los programas que acaba de ver. El acto de mirar televisión limita los movimientos de los ojos. Se ha relacionado la dificultad para aprender a leer, con movimientos oculares mal desarrollados. La televisión puede ser un factor contribuyente al creciente problema del analfabetismo. Esto es parte del hecho de que resulta más fácil sentarse frente al televisor que leer un libro. Los especialistas opinan que a ningún niño menor de 4 años debiera permitírsele mirar televisión. Los niños se encuentran prácticamente inmóviles frente al televisor, de tal manera que disminuye considerablemente la cantidad de ejercicio que el niño necesita. Se vuelven tan pasivos que hasta elimina el acto de dar vuelta a las páginas de un libro, con lo que el niño llega a la escuela con funciones subdesarrolladas relacionadas con la coordinación entre los ojos, las manos y el cerebro. Las actividades normales y dinámicas del juego han quedado limitadas. Es una lástima que, de la misma forma en que las autoridades y especialistas nos indican cómo deben cuidarse los niños en el auto, en la casa o en la escuela, no haya límites de seguridad para el tiempo que una persona puede pasar frente al televisor. El niño generalmente lee libros escritos para su nivel de edad. Si no entiende algo, un adulto puede explicárselo fácilmente, porque a diferencia del programa de televisión, en la lectura no hay imágenes móviles ni hay dramatización. El niño no puede evaluar la información obtenida frente a la pantalla. Posee pocos puntos de referencia para separar la realidad de la ficción. Aunque a veces los padres miran televisión con sus hijos, la mayor parte del tiempo éstos están solos frente al televisor y no pueden recibir las explicaciones necesarias para entender ciertas cosas que ven o para contrarrestar los efectos negativos de otras. Diversos estudios han demostrado que los niños aprenden muy poco con los programas educacionales televisados. Los materiales presentados son percibidos con la misma falta de atención consciente que los dibujos animados, por lo que el niño retiene muy poco. Algunos padres creemos que si ponemos a los niños a ver “Plaza Sésamo” será menos dañino y más educativo para ellos; sin embargo, ni siquiera estos programas son recomendables durante tiempos prolongados frente al televisor. A mí me gustaba mucho un programa educativo musical que mis hijas veían cuando eran más pequeñas. Se llama “Backyardigans”, y me parecía lindo que enseñaran a los chicos la ventaja de tener imaginación y jugar con ella, además de cantar y bailar durante todos los capítulos. En el simple patio de su casa, los chicos imaginaban barcos piratas, paseos por las nubes, desafíos con dragones, etc. Y yo decía “¡qué buena idea!, promueve y activa la imaginación de los niños” el problema que yo no veía en ese momento es que la imaginación de los niños no se activaría si no apagábamos el televisor y salíamos a poner en práctica lo que habíamos aprendido. Es ahí donde nos falta el equilibrio. De nada sirve que los pongamos a ver programas de manualidades y presumamos que nuestros hijos ven televisión de calidad, si no supervisamos y los impulsamos para que después practiquen lo que aprendieron en ese programa, que hagan trabajos y manualidades tal como lo aprendieron. En un programa de televisión normal, las cámaras de televisión se mueven incesantemente de un lado a otro para crear acción instantánea. Pongan atención y cuenten cuantas veces cambia la imagen de un programa normal en un minuto. El lapso de duración de la atención del niño debiera alargarse con el paso de los años; pero los niños que miran televisión habitualmente tienden a tener la atención debido a que el niño recibe un cúmulo de información de fantasía visual y verbal.
VIOLENCIA Y SEXO EN LA TV, AL ALCANCE DE LOS NIÑOS
Existen dos posiciones en relación con el efecto de las escenas con temas sexuales y de violencia. Algunos sostienen que las escenas violentas constituyen un medio inofensivo de disipar la propia violencia del niño. Yo les pediría a los que dicen esto, que visiten con frecuencia las zonas de juegos de las cadenas de restaurantes del país que gusten, para que observen si en realidad “se disipa la propia violencia del niño”. Sostienen además, que las escenas con contenido sexual carecen de relevancia para los niños, por lo que no las absorben. Pero los estudios realizados acerca de la sexualidad infantil han demostrado que las escenas sexuales interesan y excitan hasta a niños pequeños. La mayor parte de las investigaciones han demostrado que los niños manifiestan más agresividad después de mirar programas violentos. Los niños son imitadores. Ven que tanto los buenos como los malos, resuelven sus problemas a golpes y no con argumentos racionales La televisión tiende a hacer perder la sensibilidad del que mira, porque no hay nada que pueda hacer para cambiar las situaciones adversas o aflictivas que se presentan, ya sean reales o imaginarias; después de todo, la realidad de la televisión es muy parecida a la ficción. ¿Muere realmente la gente en televisión, o bien vuelve a levantarse una vez filmada la escena? Los miembros de una misma familia que miran televisión juntos tienen muy poco contacto visual unos con otros. El televisor mantiene el control. Por mucho que nos quieran vender la idea de que la televisión une a la familia, la realidad es que, si vas a ver un programa X, tienes que poner atención para poder entender la historia. Aquí vemos sólo un programa en familia, todos juntos; sin embargo, cuando la menor de mis hijas se aburre y comienza a moverse o a hablar, todos los demás le decimos que guarde silencio porque no nos deja entender lo que vemos en la tele. Y eso que sólo vemos un programa, ¿qué pasaría si nos la pasáramos todo el día frente al televisor? ¿Ejercen efecto los anuncios comerciales sobre sus hijos? Se enterará de eso cuando observe sus reacciones la próxima vez que los lleve al supermercado. Esos anuncios presentados en los programas infantiles tiene el propósito de convertir a sus hijos en consumidores. Su mensaje es que las cosas proporcionan felicidad. Mientras vivímos en Canadá, las reglas del país impoiden que en los canales infantiles, durante los programas para preescolares se transmitan comerciales. Así que de manera regular, se transmite todo el programa de corrido sin ninguna interrupción. Pero cuando llegamos aquí, las cosas son diferentes desde el primer dia. Sin importar que el programa infantil se esté transmitiendo en la televisión privada (el sistema de cable, como lo conocemos regularmente), meten comerciales cada 10 minutos. Y si es en época navideña, como la que ya se avecina, es tantito peor, los chicos son bombardeados literalmente con anuncios comerciales de ropa, películas en DVD, muñecos, juguetes, comida, y hasta artículos como celulares, ipods, computadoras, etc. Y el autor tiene razón cuando dice que en el supermercado es cuando nos damos cuenta qué tanto influye un comercial en nuestros hijos. Mi hija mayor me repetía de corrido y sin interrupciones un comercial sobre algún producto alimenticio que ahora no recuerdo, pero lo nos dejaba admirados de ver de qué manera se lo había aprendido y te lo decía como si la hubieran contratado para publicitarlo. LO QUE HAY QUE APUNTAR
  • No es para menores de 4 años.
  • Limite el tiempo que miran televisión.
  • Que no miren lo que usted no quisiera que recuerden.
  • Mire con su hijo y explique lo que sea necesario.
  • No acepte el argumento de “Los demás niños lo miran”.
  • Provea actividades para reemplazar la televisión.
  • Tenga cuidado con lo que usted mismo mira en televisión.