¿Qué es el secularismo y por qué es dañino? - Cardenal Urosa
VATICANO, 12 Oct. 15 / 10:57 am (ACI).- “Un grave desafío que afecta hoy a la familia es el secularismo, la tendencia a sacar a Dios de la vida de la humanidad, que arremete contra lo religioso y, sobre todo, contra el cristianismo”, explicó el Cardenal Jorge Urosa, Arzobispo de Caracas (Venezuela) en su intervención en el Sínodo de los Obispos, que se realiza hasta el 25 de octubre.
En su intervención hace unos días en el aula del Sínodo en el Vaticano, el Purpurado venezolano dijo que lamentable el secularismo “es muy fuerte, nos contamina, y por eso sufrimos la tentación de amoldarnos al mundo, y de asumir las circunstancias históricas como elementos normativos al igual que la Palabra de Dios”.
“El secularismo afecta la vida de fe, golpea a la familia y debilita al cristiano en la lucha contra el mal. Elimina el concepto de pecado, o promueve una concepción light del mismo, como si ya no existiera el pecado mortal, que enfrenta al hombre con Dios”.
El Arzobispo de Caracas dijo asimismo que “otros desafíos que afectan a la Iglesia y la familia son el culto a la libertad como algo absoluto, sin referencia a la verdad; y la idolatría de lo sexual en el mundo de hoy”.
“También es negativo para la familia y la Iglesia en general el enfriamiento de nuestro ardor y de la valentía apostólica de San Pablo. Es difícil mantener doctrinas firmes, y estamos tentados a ser acomodaticios y a olvidar la exigencia del Señor: ‘enseñarles a guardar lo que os he mandado’”.
Por ello el Cardenal Urosa solicitó incluir estos desafíos en el documento final e hizo las siguientes propuestas para mejorar la pastoral familiar:
1.- Promover nuestra decidida renovación espiritual, personal y eclesial, y la vivencia de la fe de la comunidad con testimonio de santidad.
2- El rechazo del secularismo y la revalorización de la grandeza de lo religioso, de la Palabra y del amor misericordioso de Dios, y de las enseñanzas morales de la Iglesia.
3.- La promoción de una pastoral más viva y activa que ilumine con la sana doctrina y alimente con la piedad y la religiosidad las fuerzas que necesitamos para fortalecer la familia y vencer al espíritu del mundo;
4.-Y reavivar la llama del ardor misionero que pedían San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco, “en la fidelidad, en la verdad, y en la caridad”, como dijo el Santo Padre en la homilía de la Misa con la que se inició el Sínodo el pasado 4 de octubre.