El Sínodo: un camino que llevará a las familias a ser misioneras

Un sínodo emblemático que abre la ternura de la Iglesia hacia todas las personas heridas, no solamente las familias

Ciudad del Vaticano, 23 de octubre de 2015 (ZENIT.org) Sergio Mora |
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El Sínodo entra este sábado en su último día de asamblea.
Hoy viernes, en el aula, el cardenal Peter Erdó presentó el borrador del documento final, explicando el espíritu sinodal sin entrar en el texto. Por su parte el cardenal Baldiserri recordó que las propuestas en las tres etapas del sínodo utilizadas para llegar a esta relación fueron 1355. Los padres sinodales han debatido también sobre el tema 'conciencia y ley moral', basándose en el texto repartido a los cardenales. Entretanto el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, no entró en los detalles por haber sido un tema sobre un borrador que no es público.

En cambio, ayer por la tarde, el papa Francisco anunció la creación de un nuevo dicasterio que va a agrupar dos pontificios Consejos, el de los laicos y el de la familia, vinculándolo también a la Pontificia Academia de la Vida.

Sobre cómo procede el Sínodo de los obispos sobre la familia, que inició el 4 de octubre en el Vaticano, ilustraron hoy en la sala de prensa de la Santa Sede, el cardenal Peter Turkson presidente de la Pontificio Consejo Justicia y Paz; el cardenal Gérald Lacroix, arzobispo de Québec; y el monseñor salesiano Lucas Van Looy, obispo de la diócesis belga de Gent.

Entre los temas quedó muy claro que el Sínodo está recorriendo un camino en conjunto y que quiere que las familias sean misioneras.

El cardenal Turkson refiriéndose al camino de sinodalidad indicó que es un camino en conjunto. Y recordó cuando en Asís el papa Benedicto XVI habló de 'ir todos juntos en busca de la verdad'. Y aseguró que todos los testimonios, desde los padres sinodales a los auditores, con lo que ha dicho el Santo Padre, y el contacto con la realidad de nuestra sociedad han sido muy valiosos. Experiencias que se plasmarán en un texto, sobre el cual el Papa hablará para que la Iglesia tenga el valor de elaborar una pastoral.

Consideró que será un sínodo emblemático de la Iglesia, porque el matrimonio es un sacramento, precedido por el bautismo que a su vez es un sacramento de discípulado”. Se quiere, añadió que “el matrimonio sea de discípulos que hacen camino con el Señor", porque "no bastan las fuerzas naturales”. Y se “necesita las gracias del Señor y si descuidamos ésto la imposibilidad se muestra”.

El purpurado quiso precisar también que el documento final "no será un documento aguado" para obtener consenso, porque “en el Sínodo intentamos apreciar el punto de vista de los demás aunque no sea el mio. Mi hermano obispo se puede encontrar en esa situación. No busco soluciones solo para mí, sino también para los obispos de todos los continentes”.

Respondiendo a los periodistas, indicó que sobre la familia nunca se termina de escuchar. Así recordó que “mis padres tuvieron diez hijos, sin embargo mis hermanos tienen 4 o 5 hijos”, las cosas no son las mismas. La Iglesia no acaba nunca de actualizarse en su acompañamiento.

De este modo, no considera que haya bloques sino puntos de vista diversos. En África “las etapas para un matrimonio no son las mismas que en Europa”. O sea, el Sínodo ha sido una “experiencia muy enriquecedora”.

El cardenal canadiense Lacroix consideró que “el documento final de mañana es importante”, así como “la experiencia sinodal”.

“Nuestro trabajo --precisó el purpurado canadiense-- no es un texto legislativo”, sino una experiencia que era necesario transmitir al Santo Padre.

“Dios te ama como eres pero no se conforma” indicó como idea, y propuso como clave para entender este Sínodo, el de los peregrinos de Emaús. Otra preocupación de los padres sinodales fue “cómo poder expresar la alegría delante de estas familias heridas”, y recordó que “no existen familias perfectas”.

Indicó que en las consultas antes del Sínodo también han participado familias heridas, como la voz de los casados y divorciados.

Mons. Lucas Van Looy obispo de la diócesis belga de Gent, señaló su preocupación --antes de partir hacia Roma para el Sínodo-- por las familias de migrantes que llegan desde Oriente Medio, cómo viven la familia en estas grandes campos de refugiados, y cómo todos esos temas fueron parte del Sínodo.

También indicó que en estas tres semanas de escucha “hemos entendido mejor la palabra misericordia, difícil para este mundo actual”. Semanas en las que se ha entendido que es necesario integrar y acompañar a las personas, así como el concepto de sinodalidad, “concepto que es más que una palabra” y bromeó diciendo que está pensando cómo hará para traducir en flamenco la palabra "sinodalidad". Por todo ello consideró que “el Sínodo está dando a las familias una tarea de evangelización”. Entre los temas tratados está también los jóvenes en familia que ven a Dios muy lejano y cómo seguirlos en el matrimonio.

Señaló además como “una gran riqueza” la gran diversidad presente en el Sínodo, “reflejada en el color de las caras de los obispos”.

"La palabra que me queda --concluyó el obispo-- es la palabra 'ternura', lo he dicho en el aula es la que la Iglesia tiene hacia todas las situaciones, no solamente hacia las familias heridas". Y esta ternura "podría ser el inicio de una nueva época para la Iglesia".

(23 de octubre de 2015) © Innovative Media Inc.