El Sínodo de la Familia anima a los jóvenes a casarse

El Sínodo de la Familia anima a los jóvenes a casarse
JUAN VICENTE BOO / CORRESPONSAL EN EL VATICANO



El Sínodo de la Familia está en la recta final. Con la entrega de los informes de los diez grupos de trabajo, solo falta aprobar, entre viernes y sábado, el mensaje al pueblo de Dios y el documento conclusivo. La línea común de los grupos de trabajo es pasar página sobre los problemas de la familia, estudiados exhaustivamente, y concentrarse en su belleza, para animar a los jóvenes a casarse.

La inesperada publicación de los informes de los grupos de trabajo, formados cada uno por unas 25 personas del mismo idioma, aporta una visión complementaria al informe del cardenal húngaro Peter Erdö sobre los debates plenarios de los 253 participantes, incluidos 127 presidentes de conferencias episcopales, durante la primera semana.

En uno de los temas más espinosos, la posibilidad de dar la comunión a algunos divorciados vueltos a casar que cumplan determinados requisitos, cuatro grupos de trabajo se manifiestan a favor: uno de los dos franceses, uno de los tres ingleses y dos de los tres italianos.

Dos grupos proponen estudiarlo mejor antes de pronunciarse: uno de los tres italianos y uno de los dos españoles. Ambos grupos proponen formar una comisión de expertos, quizá similar a la que ha creado el Papa para estudiar el modo de simplificar los procesos de nulidad matrimonial. Otros dos grupos omiten mencionar el problema de los divorciados casados, quizá por una división de opiniones interna más o menos a partes iguales: uno de los tres ingleses y uno de los dos españoles. Tan solo dos grupos, uno inglés y otro francés se han manifestado en contra.

La aportación de los grupos de trabajo introduce temas nuevos como el apoyo explícito a las adopciones y la petición de que los gobiernos simplifiquen procedimientos demasiado farragosos. Se añade la necesidad de cuidar mejor a los ancianos y de integrarlos en el modelo de familia extensa, prácticamente olvidado por el predominio de la «familia nuclear» en muchos ambientes.

Uno de los grupos de habla española propone denunciar la mutilación genital femenina y la explotación de menores para esclavitud sexual. Pide mayor atención a los «niños de la calle», muchos de ellos carentes de familia.

Varios grupos proponen denunciar las presiones de organizaciones internacionales, que condicionan la ayuda económica a países pobres a aceptar leyes sobre matrimonio homosexual o ideología de género ajenas a esas culturas.

En cuanto a los homosexuales, los grupos de trabajo adoptan una postura de respeto a las personas pero cautela respecto a las parejas, para evitar que parezcan darles un reconocimiento. Desmarcándose del resto, uno de los grupos franceses denuncia «las discriminaciones injustas y a veces violentas que han sufrido y sufren todavía incluso, por desgracia, dentro de la Iglesia».

Uno de los grupos de lengua inglesa pide realzar el papel de las organizaciones de laicos y de los movimientos para multiplicar la ayuda y catequesis de unas parejas a otras, mostrando «el testimonio y el carisma del matrimonio cristiano».

Varios grupos proponen integrar la formación de sacerdotes y de laicos en temas de familia, de modo que tanto los seminaristas como los sacerdotes escuchen a quienes más saben de la realidad del matrimonio y los hijos: los cónyuges. Casi todos los grupos aplauden la participación de trece matrimonios y de numerosos laicos, en su mayoría mujeres, entre los expertos de este Sínodo.

El informe del cardenal Peter Erdö cumplió la misión imposible de sintetizar en 12 folios casi medio millar de intervenciones de 253 personas distintas. Integrar ahora las nuevas propuestas sin extender demasiado el mensaje conclusivo es un verdadero desafío.

Como algunos participantes se quejaron de que en la comisión de siete personas encargada de redactar el informe final no había ningún africano, el Papa ha incorporado al cardenal de Durban, Wilfrid Napier, y, ya de paso, también un australiano: el arzobispo de Melbourne, Denis Hart. En todo caso, el documento conclusivo no es una propuesta al Papa sino un bosquejo para los debates en las diócesis con vistas al Sínodo de octubre del 2015, que estará formado por casi el doble de participantes y hará, finalmente, propuestas al Papa.