La violencia doméstica- la adicción a la ira- al alcohol y otras drogas

Por el Dr. Jesús Arina

Carta a los Gálatas 5:13-15, 19-24.

Actualmente, el problema de la violencia doméstica contra la mujer se compara con el problema del SIDA que es un problema bien serio. De 2 a 4 millones de mujeres anualmente son asaltadas, o sea atacadas, agredidas, por sus compañeros, bien sea esposo, novio, o amante. 

De esos millones, entre el 15 y el 25 % están embarazadas, lo hace a esta violencia más grave aún.

Las estadísticas nacionales muestran que la esposa golpeada resulta con más daños y necesita más ayuda que las que requieren tratamiento médico por violación, accidentes de autos y asaltos, en conjunto. Las mujeres maltratadas abarcan el 20 % de las mujeres que acuden a los servicios de emergencia con heridas.

Cada año, más de mil mujeres, o sea, 4 por día, mueren a manos de sus maridos o compañeros. En 1992, 55,000 mujeres por mes, fueron violadas: 1800 por día. Eso que se sepa, pues hay muchas mujeres que por vergüenza se callan, muchas que son maltratadas físicamente y no lo reportan.

¿Qué es la violencia doméstica?
Pues es un hábito, un patrón, o sea una repetición de abuso psicológico, sexual y físico. Entre personas relacionadas como son: marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar. Entonces la violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Como vamos a ver, es aún más terrible la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causa, que la violencia física que todo el mundo puede ver.
Pero siempre, siempre, la violencia física, la más visible, es precedida por un patrón de abuso psicológico que es usado sistemáticamente para degradar a la víctima, para erosionar y aplastar la auto-estima de la mujer.

A toda violencia física precede, a veces, años de violencia psicológica. La violencia psicológica es, despreciar a la mujer, insultar a la mujer, de tal manera que llega un momento en que esa mujer maltratada psicológicamente ya cree que esos golpes se los merece. Y qué difícil es convencer a una mujer de que vaya a pedir auxilio cuando cree que no lo necesita.

Hoy de casualidad prendí la televisión, había una mujer que decía que le encantaba que los hombres le pegaran. Y estaba su hermana hecha una fiera contra ella por eso... con razón. Los abusadores o los que maltratan a sus víctimas, lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.
Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológicamente o sexualmente, lo primero que hará es negarlo.

Negación es decir: "no, es que yo le pego con razón". No hay ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie. Pero lo niegan, "yo no la he golpeado", "yo no le hecho nada, sólo tocarla". Otra forma de abuso psicológico es el aislamiento. He conocido casos en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran y entonces ella se va creyendo que se merece ese trato.

Otro tipo de abuso es la intimidación: "Si dices algo, te mato." Muchas mujeres no se atreven a hablar por las amenazas que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas. Otra forma, dentro de ese patrón de abuso psicológico, es echarle la culpa a la víctima, la mujer. Desde que se inventaron las excusas, y eso viene desde Adán y Eva, uno le echa la culpa al otro. Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.

Yo conocí a una mujer que el marido la golpeaba porque se ponía "jeans". Y yo le decía al esposo: "¿Ud. qué prefiere que vaya con una falda corta?" No sabía qué responderme. Le echaba la culpa y por eso le pegaba. "No --le dije yo-- usted no la golpea por los pantalones, sino porque usted es una persona insegura que no cree ni en su mamá. ¿Le ha dado ella motivo para que usted sea celoso?" "No, ella no me ha faltado" me respondió. "¿Entonces porqué le pega?", le pregunté.

También dentro de ese hábito de abuso psicológico está el abuso económico. "Si dices algo, yo no te voy a dar la mensualidad." Vi un caso en que dejó a la esposa, porque finalmente ella fue a la policía, porque por poco la mata. El hombre la cogió por el cuello y la estaba ahogando. Si no es por el hijo mayor, que agarró a su padre y le hizo una llave, la mata. La hija de 11 años llamó a la policía. Y ese hombre decía que no, con todos los golpes que dio, aún lo negaba. Llamó a un abogado y trató de quitarle la casa a su esposa.

¿Conocen Uds. las leyes de Estados Unidos?
Vino la policía, levantó el acta y cuando al día siguiente fue la mujer, le dicen: "A su esposo ya lo soltamos". "¿Cómo?", preguntó ella. Y le respondieron: "Porque el sargento no firmó la planilla del policía." ¿Y qué culpa tienen la mujer y los hijos? El hombre le ha puesto el divorcio, se siente ofendido, después de que por poco la mata delante de sus hijos y la mujer no tiene un real para pagar abogados.

Dentro de ese abuso psicológico de los maridos que golpean (lo que se llama en psicología la triangulación), hay otro tipo de abuso: utilizar a los hijos para hacerles sentir culpables a las esposas. En este caso los hijos sirven de mensajeros: "Dile a tu madre que..."

Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden al abuso físico. Yo se lo pronostiqué a una persona por lo menos ocho meses antes. Le dije: "su esposo le va a golpear." "No, El es incapaz", me respondió ella. Sin embargo, él es Ministro de la Eucaristía. No es por ser Ministro que ha hecho esto, sino por no ser buen Ministro.
De esta forma, todos estos abusos impiden que la mujer deje el hogar, ese hogar violento. Es que esa golpiza psicológica a que están sometidas muchas mujeres, es más horroroso que el abuso físico. Pregúntele a cualquier mujer a la cual han maltratado físicamente, qué es lo que le duele más; si las palabras hirientes, los desprecios o los golpes. Los golpes se pasan, los abusos psicológicos, los insultos, los desprecios se clavan en el corazón.

¿Cuáles son las causas de la violencia doméstica?
Primero hay una raíz cultural histórica. Durante mucho tiempo, nuestra sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y de los hijos. Eso ha sucedido bajo la apariencia del rol económico del hombre, proveedor del sustento.

En los países árabes, a la mujer la tratan como a una esclava. Todavía no se puede quitar el velo, pero el problema es que muchas no se lo quitan porque no se lo quieren quitar. No crea que en Estados Unidos no se golpea a la mujer. El padre estadounidnese, en tiempos de la colonia, tenía derecho hasta de matar al hijo cuando no le obedecía. Los españoles éramos brutos, pero no tanto.

Una segunda causa de la violencia doméstica es la base familiar. Tenemos que tener bien claro que la violencia es una conducta aprendida que pasa de generación en generación. Muchos de los que han crecido en hogares donde abusaron de ellos físicamente, o fueron testigos de cómo el papá golpeaba a la mamá; ¿qué van a hacer después? Creen que eso es normal. Creen que el hombre tiene derecho a eso y cuando se casen, van a hacer lo mismo, si Dios no lo remedia.

Otra causa es la cultura actual. La gente se tira de los pelos. ¿Porqué pasa esto? El modelo presente de nuestra sociedad está reforzando el uso de la fuerza para resolver los problemas. Por eso el abusador usa la fuerza física, para mantener el poder y el control sobre la mujer, porque ha aprendido que la violencia es eficaz para obtener ese fin de control y como no han sufrido las consecuencias, las mujeres se han callado.

La violencia doméstica ocurre en todos los niveles de la sociedad, no solamente en las familias pobres. En las familias ricas sucede por igual. Lo que pasa es que una mujer a quien le dieron una golpiza, se va tranquilamente, si tiene dinero, a una clínica privada y aquí no ha pasado nada. Las que son pobres tienen que ir al hospital y allí los médicos dicen: "A esta mujer la han golpeado", y la policía se encarga de eso.

En todos, entre blancos, negros, amarillos, entre católicos, judíos, protestantes y evangélicos, entre todos, existe la violencia doméstica. Pero no por ser protestantes o católicos, sino, por no ser como deben ser.

Otra causa de este problema son los medios de comunicación. En la televisión la violencia es glorificada, los estereotipos que nos presentan son de violencia sexual. Cuando un marido por la fuerza tiene relaciones sexuales con su esposa, eso se llama violencia sexual, porque la mujer también tiene derecho a decir que no. Si a una mujer, como yo oigo todos los días, se le insulta, se le veja, se le dice barbaridades, no se le habla y solamente se la utiliza para tener relaciones sexuales con ella, ¿qué mujer va a querer estar con su marido? Tiene el derecho a decir que no, todo el derecho del mundo.

En muchos casos, también la violencia doméstica está íntimamente relacionada con el alcohol y las drogas. ¿Qué pasa con una persona que usa drogas, o que se emborracha? En esta parte del cerebro tenemos los centros vitales, en común con los animales, y allí está el centro de la agresividad o instintividad agresiva. Todos los hombres y las mujeres lo tenemos. Pero en la persona normal, esos centros se comunican con la parte consciente del hombre, lo cual diferencia al hombre del animal.

Cuando uno toma alcohol o usa cualquier droga, estos centros quedan como un barco sin timón. Y ¿qué le pasa a un barco sin timón? Pues se estrella contra las rocas. Sobre todo la agresividad y el instinto sexual, quedan sin control. Entonces viene el golpear a la mujer y a los hijos bajo el efecto del alcohol y el abusar de la mujer sexualmente.

El 50% de los casos (que se conocen) de abuso sexual entre los hijos, es entre personas alcohólicas o adictas, porque surge el animal que hay dentro de nosotros mismos.
Los recuerdos, los valores, los consejos, cuando uno usa o abusa del alcohol o drogas no funcionan y viene la violencia doméstica.

¿Cuál es la personalidad del abusador?
El abusador tiende a ser una persona aislada, no se relaciona mucho con otros, es celoso hasta de su propia sombra, tiene baja auto-estima. Esta es una característica que siempre tiene, una auto-estima a raíz del suelo, que le ocasiona frustración y la frustración trae violencia. Además, tiene unas expectativas rígidas de su rol sexual como hombre. Este es el típico macho. Y lo que el machismo está tapando es un complejo de inferioridad, una baja auto-estima. Por eso trata de aparecer lo que no es.

Generalmente los abusadores que golpean, que hieren, presentan un lado suave. Hay muchos muy educados, hasta religiosos.
Vi el caso de un Ministro de la Eucaristía, que todos decían era una maravilla de esposo, pero ni siquiera miraba ni abrazaba a la mujer. Del agua mansa líbreme Dios, que de la turbia me libro yo. Estas personas se esconden bajo una apariencia falsa.

¿Por qué la mujer se mantiene en esta relación?
Hay varias razones. La mujer del alcohólico, la persona abusada se vuelve co-dependiente del victimario que es su marido, aún después de ser golpeadas. Yo he escuchado esta frase: "Es que yo lo quiero tanto". Personas que llevan años soportando golpes dicen: "Yo no me separo porque lo quiero". Es imposible querer a una persona que te está tratando como si fueras un animal; o es que estás muy mal de la mente. Eso no es querer, eso es estar dependiente de esa persona.

Recuerdo que alguna vez me dijeron durante una terapia: "Es que yo me siento culpable de lo que está pasando". A los cuatro días por poco la mata él, y ella se sentía culpable. Era una mujer de Dios, que ha luchado y se creía culpable, como si se mereciera el maltrato. ¿Por qué se lo cree? Porque él se lo ha dicho tantas veces que cuando las golpea cree merecerlo. Muchas mujeres quisieran que se acabara la violencia, pero no el amor. "Si mi esposo cambiara", dicen.

Todo ser humano puede cambiar con la ayuda de Dios. Pero, si él no reconoce que tiene esos problemas, jamás en la vida va a cambiar. El típico abusador, el que maltrata, cree no tener problemas, igual que el alcohólico, ¿cómo va a cambiar?.

Otro motivo por el cual algunas mujeres no se separan de este problema de co-dependencia completa, es que las anima la familia y lamentablemente también algunos dentro de la Iglesia. Sobre todo la familia les aconseja que mantengan esa relación por "el bien de tus hijos". ¿Cómo vas a dejar a tus hijos sin padre?", les dicen.

¿Qué es mejor, tener un padre que golpea a su madre y que luego golpeará a sus hijos, o no tener padre? Se les hace mucho más daño a los hijos cuando ven que su padre golpea a su madre. Para los niños pequeños la madre es la base de toda su vida, la base de su afectividad, la base de su seguridad. Si esa madre es golpeada, esos hijos se derrumban afectivamente. Es mucho mejor separarse. Yo no estoy por el divorcio, pero la separación a veces es menos dañina. [Nota de VHI: véase "Lo que dice el Catecismo sobre el divorcio" y "Lo que dice la Iglesia sobre las anulaciones".]

Otras veces las mujeres no se separan y sufren en silencio por miedo a su seguridad económica y la de sus hijos. Esto sucede sobre todo en la mujer que no está preparada. Por eso yo le digo a toda mujer: "Estudie, prepárese, usted no sabe lo que le va a pasar el día de mañana." Ojalá que la mujer no tenga nunca necesidad de salir a trabajar y pueda cuidar a sus hijos. Yo pienso así, y mi señora, mientras nuestros hijos fueron pequeños, nunca fue a trabajar fuera de nuestro hogar. Pero muchas mujeres que están siendo maltratadas piensan: "¿Ahora qué voy a hacer?"

Otras veces, no se separan, por amenazas de más violencia o de muerte. "Si tú le dices algo a la policía, yo te voy a matar". Ese suceso está a la orden del día.

También le impide a la mujer a veces darse cuenta de que está siendo maltratada, su sistema de creencias religiosas. Yo quisiera que me entendieran esto. Una cosa es mantener el matrimonio y hay que luchar por mantenerlo, pero en una situación de estas no es deber de una mujer mantenerse junto al esposo a toda costa. Dios no quiere eso. Yo he oído decir a estas mujeres muchas veces: "Esta es la voluntad de Dios". No metamos a Dios en la violencia; Él no quiere que se maltrate a la mujer ni a los hijos. Dios no quiere eso. [Nota de VHI: véase "Lo que dice el Catecismo sobre el divorcio" y "Lo que dice la Iglesia sobre las anulaciones".]

¿Cuál es la dinámica de la violencia doméstica?
En toda violencia doméstica existe como un ciclo, un círculo, que pasa como por tres fases importantes. Todo ello produce el síndrome o los síntomas del abandono. Como ya he dicho, es algo aprendido.

La primera fase de ese ciclo es el abuso psicológico, se van creando tensiones entre el esposo y la esposa, esas tensiones van creciendo. Empezaron por insultos y desprecios y eso va creciendo, se gritan y llega un momento (eso no llega de la noche a la mañana); en que viene una explosión de rabia y la mujer es golpeada. La primera fase es el abuso psicológico que termina en una explosión de abuso físico: heridas y golpes.

La segunda parte de ese ciclo se llama el período de reconciliación. El hombre al principio se da cuenta de lo que ha hecho y entonces se encuentra un poco más amable y hasta le lleva flores a la mujer. Se disculpa, hace todo lo que puede para convencerla de que la ama verdaderamente, sobre todo si ella amenaza que se va a separar. Esta conducta "cariñosa" completa la victimización.

¿Porqué? Es la tercera fase: Un período de ambivalencia. La mujer no sabe qué hacer. Se dice a sí misma: "Sí, me golpeó, pero por otra parte es tan cariñoso, me ha traído flores..." Pasa un tiempo y da la vuelta el círculo a la primera fase. Empiezan las tensiones, crecen otra vez y ya el espacio entre la golpeadura primera y la segunda es más corto. Vuelve otra vez el ciclo.

El hombre que golpea a su mujer, sobre todo si lo hace varias veces, si no se pone tratamiento, no se va a curar. No espere a que nadie se cure solo. Si ella permanece junto a él, el ciclo va a comenzar otra vez y las golpizas van a ser cada vez más repetidas. La motivación en la mujer, que al principio tuvo ese deseo de separarse o de pedir auxilio, cada vez va a disminuir más. Va creciendo su falta de esperanza, ya no tiene fuerzas para protestar. Se vuelve pasiva "sumisa", no con la sumisión del Evangelio, sino esclava.

Hay que entender bien las palabras del Evangelio, no hay sumisión verdadera, si no hay respeto por la persona. En este caso, la mujer termina en un completo desamparo. Por eso lo llamo yo: El síndrome del desamparo.

¿Qué se puede hacer para detener la violencia doméstica?
¿Las víctimas qué pueden hacer? Las personas que saben que hay violencia doméstica muchas veces niegan este problema, como si tuviera la culpa la mujer. La tarea esencial es detener el ciclo de la violencia y prevenir que vuelva a ocurrir.

¿Cómo? llamando a la policía, porque parece que es lo único que entiende el abusador. Aunque éste se enfadase, hay que hacerlo. La policía tiene obligación de proteger a la víctima. Afortunadamente, las leyes están cambiando, porque antes no hacían nada, debido a una sociedad machista y los jueces tampoco hacían nada. Ahora hay un apartado para la violencia doméstica.

Hay que buscar y ofrecer medidas de seguridad y de apoyo para la víctima. Es bueno que éstas lo sepan. Hoy en día hay lugares donde la mujer golpeada puede ir con sus hijos. La mujer debe dejar su hogar hasta que intervenga la policía y lleve al abusador a la cárcel. Váyanse, busquen.

Segundo, es esencial que los abusadores sepan (y que lo sepan las víctimas también), que ese abuso es un crimen y que el sistema legal debe intervenir en favor de la víctima, y que cada vez más lo está haciendo.

Lamentablemente como en todas las cosas, a veces no hay una intervención hasta que ha habido un crimen, cuando ya el hombre mató a la mujer, quizás también a sus hijos y después se suicidó. ¿Por qué esperar hasta que tenga lugar esa catástrofe? ¿Por qué? La mujer debe de entender que nadie tiene derecho a abusar de ella, nadie. Ella tampoco debe abusar del marido. No hay ningún derecho. Nada de lo que haga o diga la víctima justifica el abuso. Ni aunque la mujer haya sido infiel.
El esposo abusivo es totalmente responsable de su conducta. Es su elección el actuar violentamente, el lo eligió, porque está enfermo también. Debe buscar ayuda.

Tercero: no esperar para actuar a que la situación amenace la vida.
Cuando un hombre golpea a su mujer una vez, piense que puede venir una segunda y una tercera. No espere a que le maten. Busque ayuda.
Tenemos que conocer los recursos de la comunidad. Hay lugares, recursos económicos, para esas madres que tienen niños y que han sido maltratadas. Ellas mismas pueden ir al juez.

La adición a la ira Ustedes habían oído hablar de la adicción al alcohol, al juego, a la comida, a las drogas, a comprar cosas. Pues también hay personas que tienen adición a la ira. La ira es un estado emocional normal. Cuando a uno le pisan el pie, brinca. En ese caso la ira es un sentimiento normal, con ciertos límites.

Cristo se airó en el Templo, sintió ira, porque habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones. Cuando venían los niños hacia El y los apóstoles no les querían dejar que se acercaran, el Señor se enojó. Esa es la ira normal, es una reacción normal.
Hay otro grado al cual puede llegar la ira que es lo que llamamos "la rabia", la furia. Ese es un grado muy grande de ira. La ira normal no lleva a la agresión. Puede ser una agresión de palabra, que tampoco está bien, pero la rabia es una forma muy fuerte de sentir ira. Es la más terrible y lleva a la violencia, a la agresión.

No hay que confundir ira o rabia con resentimiento. En el resentimiento hay su parte de ira también, que se va almacenando, en lugar de soltarla. La persona piensa en lo que le hicieron y lo va guardando. Por eso se llama resentimiento, pues significa volver a sentir. Entonces la ira lo va destruyendo a uno. No destruye al que causó el resentimiento; él, ni se entera, va destruyendo a la persona que lo siente. La ira siempre lo destruye a uno y el odio es el proceso final del resentimiento. Es una ira congelada.

Hay personas adictas a la ira
¿Cuándo se puede decir que una persona es adicta a la ira? Cuando no tiene control sobre la ira y es algo crónico, compulsivo, entonces esa persona es adicta a la ira.
Ejemplo de ira adictiva:
He oído estas frases: "A mí me importan más mis sentimientos que tú" y "Yo sé que estuve abusando de ti, pero no me puedo parar, no me puedo controlar." Una persona que no puede controlar su ira es adicta a la ira. Igual que el que está tomando, no puede controlar la bebida. "Yo necesito mi ira más que a ti", dice la persona, lo cual significa que prefiere su ira a la esposa. Eso es una adicción. Como ya he dicho, la adicción a la ira tiene mucha relación con la adicción al alcohol y a las drogas.

Madie que es adicto a la ira quiere admitir esa adicción, es más fácil admitir que uno es adicto a una sustancia. Es un caso como el del abusador, no quiere admitir que está maltratando.

¿En qué se parecen la adicción a la ira y la adicción al alcohol? Puede haber, en ambos casos, una predisposición genética. De padres violentos, hijos violentos. Lo dice la Biblia, la violencia engendra violencia. Lo han dicho los Papas de la Iglesia Católica.

En los dos casos, la ira y el alcohol se utilizan como un mecanismo para resolver los problemas. Pero resulta que ni el alcohol ni otras drogas, ni la violencia, resuelven los problemas que hay en la familia o en la persona. Este mecanismo llega a ser autodestructivo.

En el alcohólico hay un problema emocional, hay una baja autoestima. En el adicto abusador también hay una baja autoestima. ¿Cómo quiere el alcohólico solucionar el problema? Tomando. ¿Cómo quiere solucionar el abusador esa baja autoestima? Golpeando. Esas son las explosiones de ira. Momentáneamente descarga su ira, pero cuando se da cuenta vienen más problemas, más vergüenza, más culpabilidad, en el alcohólico y en el que golpea.

Para quitar esa vergüenza o esa frustración, recurren otra vez a tomar o a golpear, y así siguen. Por eso, los dos utilizan esto como un mecanismo, que los va a destruir a sí mismos y a otras personas.

Las dos adicciones tienen muchos componentes iguales. El alcohólico o drogadicto utiliza la negación igual que el que golpea o abusa. En el alcohólico hay lo que se llama, la "tolerancia" y el que abusa, cada vez abusa más y más. En las dos adicciones disminuye la autoestima de la persona. Si ya la tenía baja, esta disminuye todavía más y engendra vergüenza de sí mismo. En ambos, la adicción puede ser provocada por esa falta de autoestima que hemos dicho. En las dos, también, el "yo" de la persona, queda totalmente destruido. Sobre todo, lo que más destruye son los sentimientos, la afectividad. Es la enfermedad de los sentimientos, en ambos casos.

El Dr. Jesús Arina es psicólogo y reside en Miami, Estados Unidos. Este artículo es la transcripción de una charla impartida por el doctor en la Parroquia de Sta. Agatha, en Miami.